Temporalidad e identidad: pasado, presente y futuro, un diálogo necesario
Itinerario
Un recorrido por la memoria, las huellas históricas y las posibilidades por venir.
El tiempo no es una línea recta que avanza con indiferencia: es una trama de recuerdos, silencios y expectativas que construye identidades individuales y colectivas. Lo que recordamos y lo que decidimos olvidar da forma a nuestra manera de habitar el presente.
Al mismo tiempo, los futuros que imaginamos abren caminos posibles. Pensar la temporalidad implica reconocer las deudas históricas, dar lugar a las voces marginadas y comprender cómo la memoria se transforma en herramienta de justicia.
En este diálogo entre pasado, presente y futuro, entendemos que la identidad está en movimiento, tejida por narraciones que siempre pueden reescribirse y resignificarse.
Fue nada menos que el gran historiador Fernand Braudel quien primero señaló que en el mismo espacio del Mediterráneo de Felipe II convivían muchas personas en distintos tiempos. De manera similar, la filosofía de la historia, desde Heidegger a Koselleck o Hartog, han señalado que vivimos en un tiempo acelerado, con una sucesión interminable de acontecimientos que se presentan de manera regular como “epocales”. El historiador José Enrique Ruiz-Domenèc y el novelista Juan Manuel de Prada conversarán sobre las reminiscencias del tiempo pasado en el presente. Queremos preguntarles si seguimos siendo medievales, como escribía Jacques Le Goff, o si nunca hemos sido modernos, como nos decía Bruno Latour. De manera aun más concreta, queremos saber si la experiencia del tiempo y la escritura de la historia pueden o deben estar reguladas por el poder político.
Quizá no haya película española que mejor refleje la naturaleza rizomática del laberinto de la creación que “Remando al viento” (1987) de Gonzalo Suárez. Ambientada en aquel verano de 1818 en el que Frankenstein brotó de la cabeza de Mary Shelley, la película bascula entre la realidad y la ficción, el pasado y el presente, lo vivido y lo meramente evocado. El festival de las ideas quiere rendir homenaje a Gonzalo Suárez, quien conversará con Fernando Rodríguez Lafuente sobre aquella película, señera en la historia del cine español.
La filosofía práctica, entendida en un sentido estricto como ética, se ha encargado de pensar los innumerables laberintos en los que la humanidad se ha visto desorientada a lo largo de la historia. De la mano de Clara Tió Sánchez y una de las mentes más lúcidas y brillantes del panorama filosófico español, Victoria Camps, exploraremos dichos laberintos, preguntándonos hasta qué punto lo importante es salir de ellos o si más bien la atención ha de centrarse en los modos y cuidados de convivencia de los seres que los habitan.
Al contrario que otros lugares de memoria, las cárceles, salvo excepciones, han sido en general lugares para olvidar. La más famosa de todas ellas, la Bastilla, ya no existe, por más que su recuerdo perdura en el nombre de una de las plazas más famosas de París. Destaca también el caso de la prisión de Alcatraz, que puede perder su atractivo turístico como una cárcel de carácter histórico para volver a recobrar su utilidad como centro penitenciario.
Que los recuerdos están ligados a objetos que evocan lo pasado lo sabe todo el mundo. De ahí que los seres humanos hayan construido colectivamente sus recuerdos sobre una base monumental, ya sea un cementerio o una escultura ecuestre. Por el mismo motivo, la iconoclasia ha existido desde siempre, como un intento más o menos organizado por querer borrar del espacio público lo que no se quiere recordar. Lejos de ser una historia del pasado, la batalla entre la memoria y el olvido sigue más presente que nunca y se expresa como un conflicto de apropiación o expropiación del espacio público. En España en particular, las nuevas leyes de la memoria han introducido también la acción intermedia de la llamada “resignificación». A través de una visita guiada al que hoy se llama “Valle de Cuelgamuros”, con Francisco Ferrándiz, antropólogo del CSIC, nos preguntaremos sobre la convivencia de distintos pasados en los mismos presentes y de manera más general sobre el modo en que los poderes públicos, los que sean, pueden modificar los lugares de la memoria.
De la mano de dos grandes pensadores de nuestro tiempo, queremos abordar el problema de la desorientación geográfica y política en un contexto global. Sami Nair ha escrito profusamente sobre el fenómeno complejo de la migración. El propósito de esta conversación no es abordar esa temática desde la política nacional, ni siquiera europea, sino reflexionar sobre un problema que recorre la historia entera de la humanidad, pero que cada cierto tiempo aflora como si no hubiera existido antes o como si no se pudiera aprender nada de las lecciones del pasado.
Conversaciones intergeneracionales en el espacio All in One. Personas de distintas generaciones compartirán experiencias y reflexiones sobre los cambios en la sociedad, los valores que perduran y los aprendizajes que pueden transmitirse a lo largo del tiempo.
Un encuentro entre generaciones en el que adolescentes y mayores podrán intercambiar saberes, experiencias, inquietudes y respuestas desde su particular momento vital
En 1925, José Ortega y Gasset publica «La deshumanización del arte e Ideas sobre la novela», un libro que, de un modo u otro, marcaría la recepción de la vanguardia y el arte nuevo en España. Las repercusiones que las teorías orteguianas contenidas en «La deshumanización del arte e Ideas sobre la novela» (1925) tuvieron en los diferentes planos de la teorización sobre las artes y de la producción artística un gran impacto. Una exposición que recorre cuatro ámbitos el impacto de la obra de Ortega en las artes plásticas, la literatura, la música y el teatro a través de tres épocas históricas: la gestación de1907 a 1924, la repercusión de 1925 a 1055 y la representación de 1935 en adelante.