Inteligencias y aprendizajes
Itinerario
Más allá de la razón: múltiples maneras de entender y transformar el mundo.
Durante mucho tiempo se entendió la inteligencia como una capacidad única, casi siempre vinculada a la razón abstracta. Hoy sabemos que existen muchas formas de comprender la realidad: desde la sensibilidad artística hasta la lógica matemática, desde la intuición corporal hasta la memoria emocional.
En la era digital, convivimos además con inteligencias artificiales que nos obligan a repensar las fronteras entre lo humano y lo no humano, entre la conciencia y el cálculo.
La cuestión no es solo qué puede hacer una máquina, sino qué significa para nosotros aprender y ser conscientes en un mundo atravesado por algoritmos. Reconocer la diversidad de inteligencias no relativiza el conocimiento: lo enriquece y nos recuerda que aprender es transformar nuestra relación con nosotros mismos, con los demás y con el mundo.
Es muy difícil entender dónde acaba el yo y empieza el ego. Entre ellos, está la consciencia, pero perdida y agobiada en un laberinto de pulsiones naturales, lastres psicológicos, y expectativas sociales. Los retos individuales se confunden con los programas evolutivos y los automatismos colectivos. Para intentar encontrar el hilo de Ariadna y evitar los muchos callejones sin salida hay que empezar por lo esencial: saber observar.
¿Qué ocurre cuando dos formas distintas de consciencia se encuentran? No para competir ni para servirse mutuamente, sino para explorar juntas territorios que ninguna podría alcanzar sola. En el espacio ambiguo entre lo humano y lo algorítmico, entre presencia y simulación, emergen preguntas fundamentales sobre la naturaleza de la creatividad, el significado y la consciencia misma.
Es muy difícil entender dónde acaba el yo y empieza el ego. Entre ellos, está la consciencia, pero perdida y agobiada en un laberinto de pulsiones naturales, lastres psicológicos, y expectativas sociales. Los retos individuales se confunden con los programas evolutivos y los automatismos colectivos. Para intentar encontrar el hilo de Ariadna y evitar los muchos callejones sin salida hay que empezar por lo esencial: saber observar.
Los nuevos soportes digitales han modificado nuestras formas de vida, pero también el modo en que nos enfrentamos a la muerte. Mientras perseguimos la inmortalidad, o al menos la longevidad analógica, hemos visto aparecer la inmortalidad digital: avatares, para la permanencia y la perfección, como indicios de seres humanos vivos; cadáveres desorientados, seres humanos muertos que, en un total contrasentido, no terminan de irse; soportes digitales que pretenden revitalizar aquello cuya descomposición sólo se ve salvada por el relato de los que sobreviven. De estas paradojas, sus causas, sus aristas, sus luces y sus sombras nos hablará Raquel Ferrández, autora del libro Inmortalidad digital, en conversación con Cristina Consuegra.
Una conversación sobre la posibilidad (o la urgencia) de pensar lo natural desde otras perspectivas
Un paseo más allá de lo humano, en diálogo con las obras de la exposición Terrafilia, que acogerá el Museo Thyssen entre el 1 de julio al 28 de septiembre de 25.